Marchamos porque nuestra experiencia de Dios y de Iglesia nos han hablado de un Dios que hace salir el sol sobre toda la diversidad que Él mismo ha creado y querido así.
Valdría la pena preguntarse, ¿por qué motivo entregaría yo mi vida por los demás? O mejor dicho, ¿por quién entregaría mi vida? Como Juan Bautista, hay muchos "Juanes" en este mundo que nos pueden inspirar a una entrega radical.
Así como hay sacerdotes y religiosos que están dando ejemplos de que la Iglesia evoluciona, también es hora de que nosotros, como laicos comprometidos con nuestra Iglesia, nos encaminemos por esa misma ruta.
Es importante entender que el patriotismo no solo cobra sentido cuando juega nuestra selección o celebramos las Fiestas Patrias, sino también cuando sabemos entender y promover nuestras culturas, formando un Chile más diverso y menos exclusivo.
Las primeras comunidades cristianas se vieron expuestas a tensiones por su composición intercultural. El testimonio de cómo fueron capaces de integrar la diversidad nos puede dar luces para la valoración del que es considerado distinto en nuestra sociedad.
Es que la paternidad no es sólo cuestión de hombres-padres, sino función que vinculo con lo fecundo, el cuidado de otros/as y la preocupación por su devenir. Tarea no menor cuando nos toca ejercerla, pensarla y transmitirla en ausencia de quien “se supone debiese hacerlo”.