Especial Adviento
Por Soledad del VillarVISITAR »
Cultivar la esperanza. Comentario al Evangelio del primer domingo de Adviento.
¿Cómo cultivar la esperanza en estos tiempos de crisis? Miremos primero al Señor que nace pobre y aprendamos a descubrir en Él esa luz que brilla en las tinieblas. No hay fracaso que nos pueda alejar de Cristo, ni pecado que nos quite el regalo de su cercanía amorosa.
Nuestra bandera, nuestra generación. Una mirada desde Laudato Si’
Vivimos una época marcada por la revolución de las energías limpias y el desafío de conservar el medio ambiente ante la masiva extinción de especies, el que se ha disminuido a niveles nunca antes visto. Este hecho se convierte para nuestra humanidad en una oportunidad de alcanzar un nuevo nivel de solidaridad entre nosotros y el entorno.
Beber de los Padres de la Iglesia en América Latina
por Elías González
Francisco de Asís fue una voz que clamaba la sanación para una Iglesia que enfrentaba tiempos de crisis, sanación que se lograba retornando a la pobreza evangélica. También hoy contamos con un referente hacia el cual retornar la mirada en momentos de crisis: los Padres de la Iglesia.
Soberanía territorial
Por diversas razones, en muchos lugares, no se ha forjado el tejido social lo que hace que se imponga la ley del más fuerte. Por lo tanto, se requiere actuar con todas las facultades de la ley y las instituciones para recuperar la soberanía nacional.
La paradoja del silencio
El silencio, paradójicamente, es un diálogo, no consigo, sino con el entorno, con la realidad. Es permitir una relación con ella; aplicar los sentidos, ver qué tiene para donar. Por esa razón exige un esfuerzo: la realidad nos solicita tener consciencia del presente.
Conocerse para amar
por Efraín Piza sj
Porque amar es atreverse a dar ese paso de aceptación por la historia personal del otro, sin el morbo de saber o conocer sus heridas y debilidades, sino de cuánto amor rebosa en su vida.
Laudato Si’ y el nuevo paradigma antropológico revelado en Jesucristo: Desafío para la teología
Debemos transmitir un paradigma, una mirada sobre la Creación que pase por el misterio de Cristo; un misterio que invite a la relación, a salir de uno mismo hacia el otro. Sólo así lograremos reconocer a las criaturas, a nuestra casa común en su propio valor, y el mensaje divino que hay en ellas.