Más allá de esas fáciles respuestas
Nadie es del todo bueno o del todo malo. Hasta que reconozcamos esta verdad fundamental, difícilmente resolveremos los temas más controvertidos de la actualidad. Si logramos tener la humildad para aceptar este aspecto de la naturaleza humana en nuestro propio ser, entonces se nos abrirá la posibilidad de ver a los involucrados en cualquier situación de la actualidad en su compleja humanidad y no simplemente como “buenos” o “malos”.