¿Lástima o compasión?
¿Por qué damos? Si lo hacemos para escapar de la realidad que enfrentamos, para no sentirnos mal, para encontrar más justa nuestra comodidad, estaremos dando por lástima. Pero si reconocemos en ese otro una persona con nombre e historia, entregándole un saludo sincero, con un compromiso más allá de la generosidad pasajera, estamos descubriendo la verdadera compasión.