Cristóbal Madero, SJ.
Jesuita. Sociólogo y Master en Teología. Hace estudios de doctorado en Educación en la Universidad de California, Berkeley y colabora en la Red de Colegios Cristo Rey en San José, California.
Sufro por los hispanos que sienten miedo hoy. Tienen razones. No tengo esperanza en que el presidente electo pueda hacer algo bueno para la comunidad hispana y menos para los migrantes indocumentados. Espero, sí, que al menos no siga haciendo más daño que el que ya les ha hecho, tanto a ellos como a buena parte de esta sociedad. De lo contrario, si Trump pone en acción un tercio de lo que prometió hacer en campaña, pongo mi esperanza en movimientos sociales que puedan nacer o crecer para mitigar lo que sucederá. ¡Las iglesias, las universidades, y los jóvenes en general tendrán mucho que aportar!
Una reflexión en necesidad de movimiento
La capacidad de reflexión e inteligencia que ha caracterizado al movimiento estudiantil en Chile pareciera estar en retirada. Me parece que hay una ola de irreflexividad que no se corresponde con jóvenes que han tenido la posibilidad de tener mayores (sino las mayores) oportunidades para educarse en el ser ciudadanos: han crecido en un Chile democrático, han participado y se sienten parte de un movimiento; además, han tenido la posibilidad, siendo muy jóvenes, de ejercer poder social y político.
El Papa en EE. UU.: La transformación del hombre común
Francisco está ganando fuerza para ir más lejos en el contagio de un nuevo modo. Un modo que derribe el sexismo en la Iglesia, que camine hacia una comprensión más completa de la familia en perspectiva cristiana, que se acerque aún más a la ciencia, y que comparta más decididamente la suerte de los más pobres de la tierra.
El Rey, el SENAME y el país que construimos
Además de no poder manejar en Chile por un tiempo establecido, a Arturo Vidal se le dio, entre otras, una pena sorprendente: brindar charlas motivacionales en el SENAME. Esta opinión es una crítica a la sociedad chilena, a sus instituciones y a lo que estamos construyendo. Vidal cataliza algo que nos está haciendo muy mal como país.
La educación necesita de «palabras mágicas»
¿No estaremos aspirando a demasiado ante el estado actual de nuestro sistema escolar y de educación superior? Tanto malentendido, tanta pelea chica, tanto ninguneo de unos sobre otros, tanto egoísmo y tanto clasismo de unos hacia otros en la discusión sobre las leyes en curso, me hace pensar que el problema de nuestra educación es un problema fundamentalmente de comunidad. Algo que quizás unas simples palabras pueden ayudar a solucionar.
Católicos por esta reforma a la educación
Como Iglesia hemos sido una pieza fundamental en el desarrollo de la educación en Chile. Con la misma fuerza, en esta reforma podemos encontrar la posibilidad de salvarnos de nuestras propias incoherencias, ya que ella configura una nueva estructura para evitar que niños y niñas sean excluidos arbitrariamente de ciertos colegios.
“Segregación ahora, mañana y siempre”
La frase es el telón de fondo de muchos arrebatos en la arena pública, a propósito de la discusión por la reforma educacional en curso en Chile. No se sale a gritar a la calle, pero se deja ver tras las posiciones de uno y otro lado.
Selección escolar: Lo que la Iglesia no ha respondido
Las preguntas sobre la sustentabilidad de una escuela, el clima escolar, el proyecto educativo, o la adecuada preparación de los profesores de cara a una reforma a la selección, son necesarias. Sin embargo, hay una pregunta básica que está faltando y que apunta al sentido de la educación católica y del mismo cristianismo: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”.
El valor de la diversidad en los espacios educativos
Cuánto más fuertes serían las convicciones personales, el valor de la familia, de la cultura y de la responsabilidad democrática, si proveyéramos a niños y jóvenes con experiencias educativas que los abrieran cotidianamente a la diversidad.
Lo que realmente salva
Como humanidad creímos y seguimos creyendo que la salvación viene de algo que no ha sido capaz de salvar a nadie: Un sistema basado en competir para consumir, acumular y desechar.