Solaris

De pequeñas islas y olas es el vasto océano del amor. Sumergidos en él, necesitamos de un espejo que nos permita comprender este su misterio de gozo y de dolor. Porque, al fin y al cabo, los hombres somos una trémula respuesta apenas consciente de esta primacía. Por medio de su arte descubrimos hasta qué punto la mezquindad nos gobierna. Pero ella, la mujer, tiernamente nos lava con el agua final de una absolución. Alguien nos impulsa hacia el viaje en pos de un abrazo que presentimos como definitivo. Se trata de aquello que buscamos en lo que buscamos, o una respuesta sugerida para el sencillo e inexorable encargo de ser.